Fui a coger ese tren, ese tren que siempre me lleva a mi destino, pero el suceso que os voy a contar, es tan extraño, que no volveréis a ver este vehículo con los mismos ojos...
Estaba en la estación cuando suena la sirena de que el tren se aproxima, me acerqué a cogerlo y me dispuse a sentarme en uno de esos asientos tan cómodos que ofrecen.
Llegamos a una pequeña estación, nadie se montó y nadie se dispuso a bajar, pero el tren estacionó ahí, yo decidí bajarme a estirar las piernas.
Bajé del tren, mire hacia el, tan grande y bonito, después miré hacia las vías y vi un objeto que brillaba decidí cogerlo, suponiendo que ese acto me podría costar la vida y lo cogí, era un medallón.
Lo guardé en el bolsillo y me subí al tren, me dio la sensación que ese no era el mismo tren, que algo había cambiado pero no se el que era, decidí olvidarlo y me senté.
El paisaje de la ventana era muy extraño, NO SE MOVÍA, parecía una foto siempre veía lo mismo, pero el tren estaba en marcha.
El interior del tren cada vez era mas oscuro y frío y cuando me di cuenta, estaba solo, no había nadie en el interior, solo una mujer que me miraba desde la puerta.
Me levante a mirarla y preguntar pero cuando la puerta se abrió, esa mujer se deshizo como un terrón de arena cuando lo aplastas.
Me empezó a doler mucho el cuello, me apretaba la corbata, no podía respirar, sentí una presión en el pecho y el dolor se me radiaba hacia el brazo, empecé a ver borroso y luego... Luego no vi nada.
No recuerdo nada mas, entonces vino una anciana me tocó del hombro y me dijo despierta, has llegado ya.
Bajé del tren y me fui a trabajar, me había quedado dormido.
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